El arte de saber escuchar en el mundo de los negocios
En este mundo globalizado la habilidad de ser un buen comunicador es altamente valorada. Sin embargo, la habilidad de “saber escuchar” es tal vez aún más importante y, a la vez, difícil de desarrollar
El buen comunicador que no sabe escuchar corre el riesgo de expresar en forma elocuente cosas que no le interesan a su interlocutor privando a éste de recibir informaciones y conocimientos que requiere o hasta puede decir cosas que no le convienen del todo.
Ahora nos preguntamos ¿Por qué no resulta tan fácil desarrollar la habilidad de saber escuchar?
Muchos investigadores del tema indican que nuestra cultura, desde los filósofos de la antigüedad hasta la actualidad, ha dado gran énfasis a la comunicación escrita (literatura, poesía, etc) y hablada (oratoria). Es decir, se ha concentrado en el arte de expresar el pensamiento, pero se ha descuidado en desarrollar elarte de escuchar.
Otro aspecto, tal vez más contemporáneo, es el hecho que,en la actualidad, debido a la frenética actividad humana, donde hay que hacerlo todo para ayer, pareciera que no existiera tiempo para escuchar.
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Errores a la hora de escuchar
Mucha gente centra su atención en lo que va a decir una vez termine de hablar la otra persona sin prestar mucha atención en la información que está recibiendo ni mucho menos en reconocer el tono o los matices emotivos utilizados por la otra persona.
Además de ese error, existen otros que se deben evitar si queremos escuchar con verdadera atención y que detallamos a continuación:
- Observar sólo lo externo sin tomar en cuenta el contenido.
- Interrumpir constantemente al que habla para hacer algún señalamiento
- Concentrarse en una porción del mensaje sin darle importancia a su totalidad.
- Adaptar todo a una idea preconcebida.
- Prescindir de escuchar lo que resulta difícil.
- Permitir que las emociones bloqueen el mensaje.
- Ponerse a pensar en nuestros problemas en lugar de concentrarse en lo que se escucha.
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Características que no permiten escuchar bien
Otro aspecto que es necesario tomar en cuenta son las características propias de cada uno. En este sentido, se debe superar las siguientes características para ser un buen escucha
Timidez. Los tímidos tratan de atraer la atención de los demás. Si no lo logran, se sienten menospreciados, y se vuelven resentidos, callados y apáticos. Su actitud les impide recibir el mensaje. Y por eso se les hace imposible escuchar bien.
Nerviosismo. Si se pone muy nerviosa y se preocupa demasiado antes de una función social, entonces no podrá escuchar a nadie. Los estudios sicológicos han demostrado que hace falta un estímulo de cierto nivel para poder escuchar debidamente. Pero el exceso de actividad mental le causará íansión e impedirá que pueda prestar atención de forma continua y constante. ¡Relájese! Respire profundamente para aflojar los músculos de los hombros y el cuello o, si puede, haga ejercicios
Afán de argumentar. La persona argumentativa hubiera interrumpido a Einstein en medio de la explicación de sus teorías para decirle: “Oiga, me parece que usted no entiende bien esto de la relatividad”. Suele molestar a los demás rectificándoles detalles sin importancia. Discutir con otra persona en el campo que es su especialidad resulta bastante tonto. Y argumentar por cositas pequeñas y triviales es irrelevante. Además, convierte el intento de comunicación en una polémica. Escuche antes de enfrascarse en discusiones.
Locuacidad extrema. A quienes hablan por hablar les viene bien el consejo dirigido a los discutidores. Son personas que generalmente emiten opiniones sin ninguna base, cuentan historias que no vienen al caso y jamás tratan de escuchar a nadie. A menudo censuran inadvertidamente a alguien que tienen delante, por lo que pasan bochornos y hieren los sentimientos de los demás. Pero no son gente egoísta, sino looooca por impresionar al prójimo.
La estrechez mental. Tiende a ser característica de quienes recibieron una crianza muy rígida. La gente de mente estrecha se siente vejada cuando alguien no está de acuerdo con sus opiniones prefabricadas. Además, está tan aferrada a la seguridad que le ofrecen sus prejuicios, que cualquier idea nueva constituye una amenaza. Peor aun es que este individuo no puede ser imparcial, y la imparcialidad es imprescindible para el desarrollo del sentido del humor. En fin, son gente muy aburrida.:
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Consejos para ser un buen escucha
Con base a lo anterior, surgen las siguientes preguntamos ¿Qué significa saber escuchar? y ¿Cómo podemos escuchar verdaderamente?
En cuanto a la primera interrogante podemos definir el concepto “saber escuchar” como aquella habilidad que nos posibilita comprender a los demás, en lo que se incluye percibir sentimientos y perspectivas de las otras personas e interesarse activamente por sus preocupaciones.
Saber escuchar nos brinda varios beneficios que resultan útiles tanto en nuestra vida personal como profesional y los cuales detallamos a continuación:
Eleva la autoestima de quien habla ya que lo hace sentirse importante permitiendo una comunicación e interrelación más fluida y agradable.
- Facilita, a la persona que escucha, la identificación de los intereses y sentimientos de quien habla.
- Se reducen los posibles conflictos por malas interpretaciones
- Se aprende de los conocimientos de quien habla.
- Quien escucha con atención proyecta una imagen de respeto e inteligencia.
Con relación a la pregunta ¿Cómo podemos escuchar verdaderamente?, existen varias estrategias que podemos implementar para desarrollar esta habilidad y que describimos a continuación:
- Dedicar el tiempo necesario para escuchar a la otra persona. La paciencia y la voluntad son características esenciales para ser buenos escuchas.
- Ayudar a la otra persona para que se sienta libre de hablar.
- No interrumpir. Usted no puede escuchar si está hablando
- Formular preguntas especialmente si no comprende algo que la otra persona le está diciendo. Esto estimula al otro y muestra que usted está interesado.
- Reconocer los sentimientos ajenos y el lenguaje corporal de la conversación.
- Eliminar las distracciones. No jugar con, por ejemplo, pedazos de papel o con los dedos.
- Ser empático. Trate de comprender el punto de vista de la otra persona.
- Mantener la calma y el buen humor. Las discusiones y las críticas deben ser evitadas.
- Resumir o expresar con las propias palabras lo que se ha dicho.
En resumen, la habilidad de saber escuchar requiere, sobre todo, un esfuerzo empático, de “ponerse en los zapatos de los demás”, dejar a un lado, aunque sea temporalmente, nuestros problemas, temores y miedos y asumir que otros pueden ver el mundo de manera diferente.
Igualmente, requiere ser capaces de controlar las emociones propias que nos pueden producir escuchar alguna opinión que no resulte de nuestro agrado, o no coincida con nuestro punto de vista.
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