Crisis laborales ¿Cómo superarlas?
Usted se preguntará ¿Qué tiene que ver la estima con el trabajo?
Nuestra estima se compone de dos elementos: lo que pensamos que valemos y lo que creemos que podernos.
Las personas que atraviesan crisis laborales necesitan una estima fuerte que les permita valorarse a sí mismas y tener la seguridad para creer que las adversidades pueden ser superadas.
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La relación de dependencia
Muchas veces sucede que la persona no es feliz en su trabajo pero piensa que “es el único que tiene”. No le gusta el jefe, le pagan poco o no le interesa la actividad. Ahí estamos en problemas, cuando nos dejamos estar y dependemos 100 por 100 de nuestro empleador actual y no nos movemos a causa de estos pensamientos limitadores.
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Las crisis laborales: diferentes para cada sexo
Aunque durante las crisis laborales la estima de hombres y mujeres se vea afectada, ésta no adquiere el mismo significado para cada sexo.
Para un hombre impacta en otros aspectos de la vida más allá del laboral: su vida social, los ingresos del grupo familiar y su humor diario pueden verse seriamente afectados. Esto sucede porque sus logros o fracasos pasan en un alto porcentaje por su vida laboral, y su posición de empleado o desocupado puede generarle grandes diferencias en cómo se visualiza socialmente.
En cambio, cuando una mujer habla de “crisis laboral”, muchas veces se refiere a la dificultad de encontrar “el trabajo ideal”. Las mujeres suelen tener más exigencias porque aún sienten la responsabilidad cultural de los quehaceres domésticos. En consecuencia, buscan o un trabajo en el que les paguen muy bien y justifique su ausencia en la casa o un trabajo con horarios flexibles.
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Los primeros conflictos
Depende en qué etapa de la vida nos encontremos, una crisis laboral puede afectarnos de diferentes maneras:
• Los jóvenes atraviesan situaciones de definiciones; por ello, la elección de la carrera pasa a ser uno de sus mayores desafíos.
• Quienes se inician en la actividad
laboral se plantean el conflicto sobre “a qué se van a dedicar”. Si éste no es bien resuelto, puede durar toda la vida.
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De pasión y vocación
Para todos los seres humanos hay dos momentos importantes en la vida: cuando nacemos y cuando descubrimos por qué. Para estar seguros de ir por el camino correcto necesitamos unir nuestra vocación con nuestra pasión. Estas diseñan nuestra vida y establecen el modo en que la vivimos.
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Capacitarnos es invertir en el futuro
Acostumbrados a la cultura del control remoto y al “llame ya”, hoy en día los jóvenes eligen su carrera en base a su duración y a la relación trabajo/ ingreso. La necesidad económica apremia y muchos afirman “no tener tiempo” de prepararse. Por ello, se han puesto tan de moda las carreras cortas. El tiempo no es dinero, el tiempo es vida. Podemos juntar o gastar el dinero pero el tiempo no lo podemos juntar. Nadie puede tomar una hora del futuro y guardarlo para usarlo luego
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Para lograr la independencia hay que practicarla Qué hacer cuando…
Atravesamos una crisis vocación Lo mejor es especializarse en algo y no buscar “ser expertos en todo”. Y para los que ya han tomado esta decisión, lo mejor es autoevaluarse periódicamente para realizar a tiempo los cambios necesarios.
Si tenemos poca calificación En este caso debemos prepararnos. La educación es una inversión en nosotros mismos. ¿Qué es lo que tenemos que invertir? Tiempo en preparamos paTa el futuro. Recordemos que el peor enemigo es la ignorancia: la oscuridad es sinónimo de ella, de falta de luz. Si no sabemos a dónde vamos entonces dependemos de que otros nos muestren el camino, con el riesgo que esto implica.
La superación de las crisis laborales debe acompañarse con la prioriza-ción de nuestra capacitación, el abandono de la mediocridad y la búsqueda de información y mentores.
Nos despiden En ese caso es bueno que tengamos presente que: “Mi vida depende de mi”. Más allá de lo que haya pasado tenemos que sentir que nadie hará por nosotros más que nosotros mismos. Necesitarnos recuperar el control de nuestra vida y que nunca nadie nos lo vuelva a quitar; no importa la crisis, problema o dificultad. Tengamos en cuenta:
– Mientras esperemos que los demás hagan algo por nosotros, estaremos atados a ellos.
– Mientras nos hagamos las víctimas y digamos: “Es que el otro me hizo daño” no tendremos el control.
Existe una “relación de dependencia” Si permanecemos en un lugar porque “no nos queda otra”, debemos cuestionarnos: ¿es cierto que no hay otra opción? Quizás no haya otra posibilidad con el mismo sueldo y el mismo horario, pero sin duda debe haber algunas alternativas. Comenzar a explorarlas es el primer paso.
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Determinación
Hay algo en el interior de cada persona para contribuir al mundo y es preciso conocer. Tal vez no tengamos muy claro qué es pero está. Es cierto que es muy frustrante tener un sueño y no saber cómo alcanzarlo. El sueño esta y no sabemos soltarlo.
Esto es lo que algunos denominan: la desesperación de la debilidad. Esta desesperación se produce por no estar dispuestos a ser diferentes del resto. Para superarla, es preciso determinarnos y decir: “No me Importa lo que los demás digan, hay algo dentro mío por lo que estoy luchando y voy a llegar”.
En medio de las crisis laborales, necesitamos la determinación de transformar nuestras necesidades en motivaciones.
Todas las necesidades deben motivarnos a romper los propios límites.
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